domingo, agosto 24, 2008

Atrapado sin salida

Por tu causa, estoy condenado a repetir esta absurda ceremonia para siempre. Además, para empeorar la cosa, una corte de imitadores y reformuladores multiplica tu incordio en miles de variantes, sin que ninguna me exima de esta obligación original. ¡Y no tengo siquiera la esperanza de la extinción que hace rato alcanzó a mis congéneres de carne y hueso! Porque, es sabido, la literatura nos vuelve eternos, ¿no es así? Pregunto... ¿para qué quiere nadie una eternidad así? Estoy harto de esperar aquí, al pie de la cama, a que el imbécil durmiente abra los ojos y me vea, igual que cada día, y entonces recite otra vez la letanía, aquella, tu famosa frasecita del demonio... ¡Maldito seas, Monterroso!

Cruces y espadas

Alguien encontró un mundo que, al menos para sus ojos, era nuevo. Le pareció tan bello que pensó haber hallado, si no el Edén, al menos otra versión del mismo. Otros dijeron que se engañaba, que en esa tierra de paganos moraba Satanás, y que todo lo que allí se admiraba era su obra, un puro engaño de los sentidos y la razón. Pero apostaron que, a fuerza de cruces y oraciones podrían salvar muchas de esas almas condenadas. Para aquellas más díscolas y renuentes, siempre quedarían el fuego y la cruz de las espadas. Los salvados aseguran de que fue con esos hombres que llegó el infierno.

miércoles, agosto 20, 2008

Última cena

La comida huele bien, y ella está casi contenta. Ha llegado el momento. Hoy, cuando su Dani hubiera cumplido años. Ahora tendría algo de panza, menos pelo, algunas arrugas... Sí, ya no se vería tan joven como en la foto que atesora. Siente los pasos del viejo, su tos seca, el arrastrar de una silla. Vuelve a verlo como era entonces, tantos años atrás. Sin vacilar, un plato tras otro, sirve la cena. Él come en silencio, como siempre. Y ella se pregunta cuánto tardará en hacer efecto el veneno, y cuando sacará la foto de su hijo del bolsillo, para que el ex torturador la vea y sepa por qué lo están matando.

Desbande

Abrí el diccionario y las palabras, como murciélagos, como mariposas, como hojas de otoño o golondrinas, salieron volando. Ante las páginas en blanco, comencé a transitar el silencio.

lunes, agosto 18, 2008

Tejidos

Procura mezclar los hilos de forma proporcionada, para que su obra no se agobie de oscuridades, ni resulte tan sosa que aburra. Pero los años no vienen solos. Su vista no es la de antes, y sin darse cuenta confunde los colores. La urdimbre pierde su equilibrio, quien la carga padece como Job, o parece bendecido por los dioses. La injusticia solivianta los ánimos, las quejas se multiplican... Hartas de reclamos, sus hermanas le compran un par de anteojos. La menor de las Parcas ya no podrá justificar los errores de sus tramas.

martes, agosto 12, 2008

Extrañezas

No era un ángel, pero tenía alas. Aunque no las usaba siempre. Para poder levantar vuelo debían darse una serie de confluencias, una suma de circunstancias. La luz era el factor más importante. Sin embargo, muchos de sus mejores vuelos habían empezado en la oscuridad más absoluta. Y la luz, entonces, nacía de sus propias alas. (Imagen: "Vuelo", de Noel del Rosal Ortiz)

Cambios odiosos

Ella se peinaba frente al espejo. Él, mientras se vestía, le dijo que no iba a volver nunca más, que lo de ellos terminaba allí, que ese era el punto final. No debió hacerlo. Los oscuros cabellos de la amante dejaron de ser la suave cascada que él tantas veces había acariciado; aquellos que había atrapado el cepillo se desprendieron de él, siseando con furia, y un hervidero de víboras comenzó a treparle por las piernas. El hombre ni siquiera pudo gritar. La mirada de ella, abandonando el espejo para clavarse en él, lo convirtió en piedra.

Agnus Dei

El sacerdote acababa de terminar la ceremonia cuando una extraña voz viajó hacia las alturas, junto con el aroma del sebo y las demás ofrendas que ardían en el altar: - Si Dios ama por igual a todas sus criaturas, como siempre dicen, ¿por qué evitó la muerte del hijo de Abraham, pero nunca interviene para salvar a los míos? –balaba tristemente la oveja, ante el cadáver del cordero recién sacrificado.

martes, agosto 05, 2008

DESVARÍO

Igual que Ulises, se hizo atar de modo que le fuera imposible entregarse al canto de las sirenas. Como él, luchó por zafar de sus ataduras mientras las voces dolorosamente bellas lo llamaban. Y él tampoco pudo lograrlo. Tal como la nave griega, también la suya se alejó, poco a poco, de aquél sonido sublime, hasta que solo fue un deseo anclado en la memoria. A diferencia de su insensible predecesor, vuelto a Itaca y a los pacientes brazos de Penélope, él, desesperado, vaga desde entonces por un vasto océano silencioso, buscando reencontrar aquella música.

SILENCIOSAMENTE

Años acostumbrándose al silencio, a bajar los ojos, a hacer todo como él quiere. Años. Una vez se fue, él la trajo de vuelta. A golpes. Desde entonces, nunca más. Porque sabe que la va a encontrar siempre. Como el perro que es. Y está cansada. Harta de tener miedo, de temblar cada vez que se le acerca, de adivinar cuándo llegará el próximo puñetazo, la patada, el sopapo casi ritual. Una noche, mientras él duerme la borrachera, ella, silenciosamente, se levanta, se viste. Luego, silenciosamente, va a la cocina y abre las llaves del gas. Sale de la casa silenciosamente. Respira hondo el aire callado de la noche y, siempre en silencio, enfila para la estación. Imagen: Pablo Picasso

EN CASTALIA

Allí están. Y uno, esperando mientras las señoritas se divierten. ¡Embobadas con ese músico de cuarta! ¿Que el tipo es todo un apolo? ¡Bueno, que se quede en el Olimpo y deje que un pobre mortal se las rebusque! Pero se ve que al chabón le gusta ver a todas las ninfitas mirándolo con ojos de carnero degollado. En cuanto termine el recital me van a oír... ¡Tarambanas! ¡Que no empiecen las trillizas con los versitos, que me muero de aburrimiento...! Euterpe ya agarró la flautita, Erato, la lira, Cali desenrolla el pergamino... ¡No, no! ¡Basta de joda, chicas, a laburar! ¿Qué piensan que puede hacer un escritor con unas musas así de irresponsables?