martes, septiembre 02, 2008

Fagocitosis

Los sillones siempre tienen hambre de compañía. Blandos, amables, aparentemente inermes, invitan a un inocente momento de reposo. Sin embargo, quien cede a su llamado es inoculado con alguna sustancia, indetectable hasta hoy, que le impedirá alejarse del nefasto abrazo. Por lo general, el sujeto pierde poco a poco toda movilidad, volviéndose apático y pasivo. Con el tiempo, la bestia logra una simbiosis perfecta con su presa, haciendo difícil, cuando no imposible, individualizarla. Solo algún parpadeo ocasional permite detectar la presencia del cautivo. Astutos, sillones y sofás suelen cazar en yunta con otros entes, los thelevisorum cretiniensis, temibles devoradores de neuronas. Dicha asociación, aunque sumamente provechosa para ambos depredadores, resulta fatal para sus víctimas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo detectar a Millor Fernandes como su muso inspirador. ¿Es así? En cualquier caso, buen relato.
Saludos

Olga A. de Linares dijo...

No conozco a Millor Fernandes, Ricardo, lo siento. Gracias por tus palabras, es lindo que lo que uno hace le guste a alguien.

Anónimo dijo...

Millor Fernandes es un escritor y humorista brasileño; uno de esos humoristas que hacen reir a todos escribiendo cosas serias. Su cuento me hizo recordar algo de él que leí en la legendaria revista Crisis allá por el año taytantos, cuando yo era un adolescente. Lo he buscado en San Google pero no lo encuentro. Tal vez revolviendo mis papeles... Pero ¿está usted interesada? Aquí la dejo, ayer vendí el sillón y ahora debo ir a canjear la TV por un cajón de Cabernet Sauvignon.

Olga A. de Linares dijo...

Muchas gracias por la información, me agrada conocer autores valiosos, sobre todo cuando manejan bien el difícil arte del humor inteligente... Ojalá yo aprenda a hacerlo también.