viernes, enero 13, 2012

Sólo ese caballero


Los jinetes avanzaban a paso lento. Los monstruos calcularon que no estarían a su alcance antes de mediodía.
Hacia las diez de la mañana, el sol castellano definía a los viajeros con mayor precisión.
Uno, algo rechoncho, lucía bastante prometedor; el otro, en cambio, no haría un gran bocado. Pero no eran tiempos de melindres. Por más flaco que estuviera… ¡serviría igual como tentempié!
¡Todo habría terminado antes siquiera de que pudieran entender lo que ocurría!
Grande fue la sorpresa de los gigantes cuando el caballero del jamelgo, tan esquelético como él, se les abalanzó lanza en ristre, sin prestar atención a los clamores de Sancho que, como la mayoría, era incapaz de reconocerlos bajo su disfraz de molinos.

Imagen: Los gigantes, de S. Dali

Un nuevo libro

Comparto portada y contraportada de mi último libro publicado, en esta ocasión por Tau del Sur, de las Misiones Franciscanas Conventuales.