domingo, julio 13, 2008

Fruto amargo

No contenta con habernos hecho expulsar del Paraíso, la pérfida manzana aguardó pacientemente la llegada del pensador, para atacarlo de improviso. Lo demás es conocido: Newton descubrió la Ley de la Gravedad. Desde entonces, perdimos también la capacidad de volar, abrumados por el peso de tan grave legalidad.

2 comentarios:

Antonio dijo...

¡Verdad!

La Gravedad, como todo, se realiza en nuestro pensamiento.

Dejemos de pensar en ella, y ahorraremos energía en los desplazamientos.

Saludos aéreos.

Viviana dijo...

Brillante reflexión.
(¡no sé si podre morder una después de la imagen!)
Besos.
Vivi