martes, noviembre 06, 2007

EL QUE CREA

Solo, en medio de la oscuridad y el silencio, está él. Sabe que existe, más no bajo qué forma; entre tanta negrura, no alcanza a imaginar siquiera donde empieza lo que no le pertenece. Como alguien dirá en otro tiempo, que ya se está gestando, "pienso, luego existo". Y él piensa. Es su único asidero en el vértigo de la ignorancia. Aunque el pensamiento aún sea, apenas, la sombra de una idea, una luciérnaga tímida que lucha, esparciendo su luz entre el caos y la nada. Él se aferra al rescoldo que tal vez lo salve, lo acuna; con su empeño le da fuerza, la idea resplandece, aparta las tinieblas. La luz irrumpe, incandescente, y por un momento, lo ciega. Pero en ella se reconoce, se asume, se delimita. El universo fluye de sus manos, ruedan soles y planetas, los árboles elevan sus arquitecturas de esperanza, una febril respiración lo envuelve todo. Tierras y mares se separan. Él juega. Se sueña poderoso. Inventa monstruos y los aniquila con la misma despreocupada alegría. Experimenta. Y acaso enloquece un poco. La soledad aún lo abruma. ¿Quién apreciará su obra? Sus criaturas innumerables pacen, despreocupadas, básicas; en su simpleza, no lo reconocen, no lo aman, no lo temen. Y él necesita todo eso. Sin un espejo, ¿cómo saber que existo?, se pregunta. ¿Cómo puede saber que no se imagina a sí mismo, que no es solo un patético engaño de su pensamiento? Una vez más, casi al borde del antiguo abismo del que ha salido, crea. Y en la adoración y el temor de los hombres, Él es.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástico. La lectura se desliza entre las imagenes que evoca el texto. Un dilema eterno, Ser no Ser y seguir siendo.
Un abrazo,
Vivi (desde Sentires)

Unknown dijo...

Olvidé que lo había comentado y vuelvo a leer y encuentro más...tengo que hacer bis. Vale.
La mejor Creación que he leído hasta ahora. Traer más cerca a Dios para entender su obra, su intención. Parece soberbio pero tiene algo de humilde: somos Niños. Y Él, Dios.