domingo, septiembre 12, 2010

Cajas chinas

En la hora inexplicable del crepúsculo las cosas pugnan por revelar su identidad secreta… Y así el árbol se asume nido y ala, y vuela y permanece al mismo tiempo, arropado de plumas y soñando pájaros. Y el camino se funde al fin con el horizonte, en la penumbra se vuelve principio y llegada, alfa y omega de la esperanza y sus pies febriles. Los grillos, borrachos de luna, crepitan, para iluminar de música la noche todavía frágil. Y en cada encrucijada la tierra, vestida de luciérnagas, se sueña cielo, multiplicando la cruz del Sur que ya se asoma, enjoyada y lejana, a contemplar la fiesta de la oscuridad desnuda. Donde se acuna el árbol y las hojas vuelan y el grillo palpita y las luciérnagas arden y el camino abraza las estrellas

2 comentarios:

Un tipo dijo...

Totalmente hermoso <3!

Olga A. de Linares dijo...

Gracias, Kappie. Me alegra que te haya gustado. Un beso